Pon los chiles morita en un recipiente pequeño, cúbrelos con agua caliente y deja que se suavicen ahí durante al menos 10 minutos.
Pon los jitomates, los tomates verdes, la cebolla blanca, los jalapeños y los ajos sin pelar en una charola para hornear forrada de aluminio. Ponla en el horno a fuego alto para rostizar los ingredientes de 12 a 15 minutos, volteando un par de veces, hasta que la piel de los jitomates y tomates verdes esté quemada por fuera, estén muy aguados y sus jugos empiecen a salir. Los dientes de ajo y los chiles también estarán chamuscados. Saca la charola del horno y deja enfriar.
Cuando se hayan enfriado, pela los dientes de ajo y ponlos en la licuadora junto con los jalapeños, los jitomates, los tomates verdes y la cebolla. Saca los chiles morita del agua, quítales los tallos y semillas y ponlos en la licuadora junto con el resto de los ingredientes. Agrega sal y licua hasta tener una salsa muy tersa. Si quieres, puedes agregar los chiles uno por uno y probar lo picoso de la salsa.
En una olla mediana, calienta una cucharada de aceite a fuego medio. Cuando esté caliente, vierte la salsa y tapa parcialmente la olla, ya que la salsa va a salpicar. Cocina de 4 a 5 minutos, revolviendo un par de veces.