En un tazón grande, mezcla la levadura con el azúcar, la sal, el agua tibia y el aceite. Agrega la harina y usa las manos para mezclar los ingredientes, amasando de 2 a 3 minutos, hasta que todo esté integrado.
Ponla en una superficie enharinada y amasa de 20 a 30 segundos. Si se siente muy pegajosa, agrega un poco más de harina; debe sentirse tersa, elástica y no pegajosa.
Engrasa un tazón grande con aceite de oliva. Pon la masa en el tazón, cubre con una toalla de cocina limpia y deja reposar de 1 a 2 horas, hasta que se infle en forma de domo y esté muy esponjada.
Engrasa otro tazón mediano con un poco de aceite de oliva. Divide la masa en dos pedazos. Haz una bola con cada pedazo estirándola con cuidado a su alrededor con un movimiento circular. Pon cada bola en un tazón, tapa y deja que se inflen nuevamente de 30 minutos a una hora, o las puedes envolver en plástico autoadherente y meterlas en el refrigerador hasta por 48 horas.