Calienta un comal o sartén a fuego medio. Añade los chiles guajillos y anchos y tuéstalos durante 15 segundos por cada lado, hasta que estén suaves y maleables, ligeramente tostados y fragantes y la piel interior se haya oscurecido. Pásalos a una olla mediana y cúbrelos con al menos 2 tazas de agua caliente. Cocina los chiles a fuego medio-bajo durante unos 15 minutos o hasta que se hayan rehidratado y suavizado.
Pasa los chiles y 2 tazas del agua de cocción a la licuadora y agrega el orégano, los clavos, la canela y el comino. Retira el tapón de en medio de la tapa de la licuadora y tapa la apertura con una toalla de cocina para que no salpique. Licúa la mezcla hasta obtener una salsa suave; saldrán de 2 1/2 a 2 3/4 tazas.
Calienta el aceite a fuego medio-alto en un sartén grande y grueso. Agrega las cebollas y acitrónalas de 4 a 5 minutos, revolviendo constantemente, hasta que las cebollas estén bien cocidas y se empiecen a dorar las orillas. Agrega el ajo y cocina hasta que suelte el aroma, menos de un minuto, y añade la carne molida, la sal y la pimienta. Cocina todo de 12 a 15 minutos, revolviendo de vez en cuando y usa una cuchara para separar la carne hasta que se dore ligeramente. Agrega la salsa, el caldo, las pasas, las almendras y las aceitunas. Revuelve para incorporar todo, reduce el fuego a medio-bajo, tapa el sartén y cocina la mezcla durante 20 minutos. Destapa el sartén, revuelve y cocina la mezcla con el sartén destapado por 5 minutos.
Precalienta el horno a 200 C. Usa un poco de aceite para engrasar un refractario de 23x33 cm o el equivalente.
Pon la mitad de la masa preparada en el refractario, levantando la masa hacia los datos y aplánala bien, aunque no muy fuerte. Pon todo el relleno de carne encima. Cubre el relleno de carne con el resto de la masa uniformemente. Tapa el refractario muy bien con aluminio y hornea la cazuela durante 1 hora o hasta que la masa esté completamente cocida y se vea firme. Saca el refractario del horno y deja reposar, tapado, de 10 a 15 minutos antes de servir.