En un sartén mediano, calienta el aceite a fuego medio-alto. Cuando esté caliente, agrega el chorizo y cocínalo de 4 a 5 minutos, desmenuzándolo con un par de espátulas o cucharas de madera hasta que esté dorado. Retira el chorizo del fuego y pásalo a un recipiente.
Pon la rejilla en la parte superior del horno y precaliéntalo a 230 C.
Regresa el sartén a la estufa a fuego medio, añade la mantequilla y cuando se derrita, agrega las cebollas. Acitrónalas, revolviendo ocasionalmente y raspando el fondo del sartén, de 6 a 7 minutos, hasta que se empiecen a dorar las orillas. Añade las rajas de poblano, el jitomate y la sal y cocina de 3 a 4 minutos más. Retira del fuego y pasa la mezcla a un recipiente.
Pon el queso rallado en un refractario hondo y engrasado. Hornea el queso de 12 a 15 minutos, o hasta que esté completamente derretido. Retira del horno. Pon encima el chorizo y la mezcla de rajas. Regresa el refractario al horno de 10 a 12 minutos más, hasta que el queso esté casi líquido y dorado en las orillas y en algunas partes de la superficie.
Mientras, precalienta un comal o sartén grande a fuego medio-bajo. Calienta las tortillas sin encimarlas hasta que estén calientes, esponjadas y ligeramente doradas. Ponlas en un tortillero o en una toalla de cocina limpia.
Saca el queso del horno y ponlo en la mesa junto con las tortillas calientes, las rebanadas de aguacate y la salsa que te guste. Que cada uno de tus invitados arme sus tacos al gusto.