Derrite el chocolate a baño María, junto con la cocoa en polvo y la mantequilla. Retira del fuego, revuelve y pasa la mezcla a un recipiente resistente al fuego. Agrega el azúcar y la vainilla y mezcla con una espátula haciendo movimientos circulares. Agrega las yemas despacio, una a la vez, revolviendo muy bien después de cada una. Agrega las galletas María picadas. Si vas a usar nueces, agrégalas también. Tendrás una mezcla húmeda y rústica.
Corta dos pedazos de papel pergamino o encerado de unos 38 cm de largo. Pon la mitad de la mezcla en cada pedazo de papel. Forma dos “troncos” con las manos y enróllalos en el papel para darles forma de salami de unos 5 cm de diámetro. La cubierta de papel hará que sea fácil que los enrolles para darles una forma redonda. Por último, da vuelta a las orillas del papel en dirección opuesta.
Envuelve cada rollo con papel plástico y congélalos durante 2-3 horas.
Puedes espolvorear azúcar glass en cada rollo antes de rebanarlo para que parezca un salami. Rebánalo tan delgado o grueso como quieras mientras esté congelado, y sirve.
Se mantendrá en el congelador bien envuelto durante unos 6 meses. Sácalo del congelador unos 10 minutos antes de que lo vayas a servir.
Si quieres darlos como regalos, puedes envolverlos en papel de colores, aunque a mí me gusta usar papel estraza (papel café), que les da una apariencia de deli. De cualquier forma, si has viajado un tiempo con ellos, recuerda a tus amigos que los metan al congelador en cuanto puedan.