En una olla grande, pon a hervir agua con sal a fuego medio-alto. Coloca las papas y hierve durante 20 minutos, hasta que las papas estén totalmente cocidas por dentro y suaves. Estarán listas cuando la punta de un cuchillo atraviese fácilmente una papa.
Unta aceite de oliva en una charola o refractario grande para hornear. Acomoda todas las papas en la charola. Con la parte de atrás de una cuchara sopera, aplasta cada papa firmemente, pero con cuidado hasta que se aplaste a la mitad, sin deshacerla completamente. Haz lo mismo con todas las papas. No dejes que se enfríen mucho, o no será tan fácil aplastarlas.
Pon la rejilla en la parte superior del horno y precalienta a 200 C.
En un recipiente, mezcla el aceite de oliva, los ajos, el chile en polvo, el romero y la sal. Vierte la mezcla encima de las papas. Cubre con el queso.
Pon las papas en el horno y hornea de 25 a 30 minutos, hasta que estén doradas y crujientes. Sírvelas calientes.