Con una batidora, bate la mantequilla y el azúcar a velocidad media durante un par de minutos hasta que la mantequilla esté suave, cremosa y se esponje. Agrega la vainilla y los huevos uno a la vez, batiendo para incorporar todo.
En un recipiente, mezcla la harina, el polvo para hornear y la sal.
Con la batidora a velocidad baja, añade la mezcla de harina y la leche alternando entre las dos. Sigue batiendo hasta incorporar todo y obtengas una masa homogénea. Apaga la batidora y forma una bola con la masa.
Precalienta el horno a 177 C con dos rejillas, una hasta abajo y otra hasta arriba. Pon los cristales de azúcar en un plato pequeño y engrasa un par de charolas para hornear con la mantequilla.
Usa las manos para hacer bolitas de masa de unos 4 o 5 cm. Aplánalas un poco para hacer un disco y haz 5 cortes pequeños alrededor, como si hicieras pétalos, sin llegar a cortarlas por completo. Presiona el centro hacia abajo con cuidado para hacer la forma de una flor, luego voltea la galleta y presiona la superficie en los cristales de azúcar y voltéala otra vez para ponerla en la charola para hornear. Repite con todas las bolitas de masa, dejando unos 3 cm de espacio entre las galletas en la charola para hornear.
Hornea las galletas de 30 a 32 minutos, hasta que estén cocidas y las orillas apenas doradas. Saca del horno y deja que se enfríen en una rejilla.
Cuando estén frías, haz sándwiches con un par de cucharaditas de cajeta o dulce de leche entre dos galletas con el lado azucarado hacia afuera.