Calienta un comal o sartén a fuego medio. Ya que esté caliente, tuesta los chiles guajillos durante de 1 minuto de cada lado sin dejar que se quemen.
En una olla mediana, pon los chiles guajillos, los jitomates y el ajo; cúbrelos con agua y ponlos a hervir a fuego medio-alto. Ya que estén hirviendo, reduce el fuego a medio y déjalos hervir de 12 a 15 minutos, hasta que los jitomates estén cocidos y blandos y los guajillos se hayan rehidratado e inflado.
Licua los guajillos, los jitomates, el ajo y la cebolla junto con 1 taza del agua de cocción y la sal. Licua hasta que el puré esté totalmente suave y homogéneo.
En una olla grande, calienta 2 cucharadas de aceite a fuego medio-alto. Cuando el aceite esté caliente, sin que llegue a humear, añade el puré de tomate. Va a salpicar y a echar humo, por lo que puedes tapar la olla parcialmente si es necesario. Deja que el puré se cocine, espese y sazone revolviendo ocasionalmente durante unos 12 minutos, hasta que cambie de color a un rojo más oscuro. Añade el caldo de pollo, la ramita de perejil y cuando suelte el hervor nuevamente, cocina la sopa unos 10 minutos más. Saca la ramita de perejil antes de servir.
Para preparar las guarniciones: fríe u hornea las tiras de tortilla. Fríe rápidamente las tiras de chile ancho o pasilla, 5 segundos nada más en aceite que ya esté muy caliente a fuego medio y escúrrelas en servilletas de papel.
Sirve la sopa en platos hondos. Añade un puñado de tiras de tortilla y deja que cada uno le ponga lo que quiera de crema, queso, chile frito y aguacate. Otra opción es que sirvas todas las guarniciones en los platos y luego viertas encima la sopa caliente.