Con unas tijeras de cocina o un cuchillo con filo, corta los chiles anchos en tiras delgadas y ponlas en un recipiente. Añade la cebolla, el ajo, los vinagres, el aceite, la sal y el azúcar y revuelve bien. Pon la mezcla en un recipiente con tapa y refrigera por al menos 8 horas antes de usarla.