En una olla, calienta el azúcar a fuego medio-bajo hasta que se caramelice. Puedes inclinar la olla cuando el azúcar se empiece a disolver. Ya que esté derretida, decide que tan claro/oscuro quieres el caramelo. Entre más claro de color, más ligero de sabor. Ten cuidado de que no se queme. Retira del fuego y vierte en 10 moldes individuales para flan o en un molde de anillo. Hazlo rápidamente porque se endurece muy pronto.
Precalienta el horno a 180 C.
Pon la leche condensada, el agua, los huevos y el coco en la licuadora y licúa durante un minuto. Vierte la mezcla encima del caramelo ya duro ya sea en los moldes individuales o en el molde de anillo. Pon agua caliente en un refractario grande y luego pon los moldes, para que los cubra hasta la mitad.
Hornea los flanes de 35 a 40 minutos, o hasta que el flan haya cuajado y se hay dorado de arriba. Deja que se enfríen y sirve o tápalos y refrigéralos. Se mantendrán en el refrigerador durante una semana.
Para desmoldar, sácalos del refrigerador al menos 10 minutos antes de servirlos, para que se suavice el caramelo. Pasa la punta de un cuchillo alrededor del flan y voltéalos a un plato. Vierte el caramelo encima. Sírvelos con fruta fresca, jarabe de chocolate o crema batida.