Calienta la mantequilla a fuego bajo en un sartén pequeño hasta que se derrita. Aparta. Licúa la harina, los huevos, la leche, el azúcar, la sal y la mantequilla derretida hasta que la mezcla esté suave y uniforme. También puedes mezclar los ingredientes a mano.
Pon la mezcla en un recipiente, cubre y refrigera desde al menos 1 hora hasta 12 horas. Cuando vayas a preparar las crepas, vuelve a batir la masa con un tenedor o batidor de globo.
Calienta un sartén para crepas o antiadherente durante un par de minutos. Engrasa el sartén y vierte aprox. 1/4 de taza de masa. En lugar de mover la masa del centro a los lados, mueve el sartén hacia un lado y luego muévelo rápidamente hacia el otro lado para que la masa cubra el resto del sartén.
Cocina la crepa de 20 a 25 segundos, hasta que las orillas estén cocidas y comiencen a secarse, y la crepa esté ligeramente dorada. Con un tenedor o espátula pequeña, levanta una orilla de la crepa y voltéala rápidamente con tus dedos y cocina de 10 a 15 segundos o hasta que esté ligeramente dorada de ese lado. Voltea la crepa a un plato.
Repite con el resto de la masa, engrasando el sartén después de unas 3 o 4 crepas, o después de cada una si no es antiadherente. Ve poniendo las crepas una encima de la otra, con el lado más oscuro arriba. Ese lado será la capa externa de la crepa cuando las rellenes y las dobles.
Si no vas a usar todas las crepas el mismo día o las vas a hacer con anticipación, envuélvelas en papel plástico y luego ponlas en una bolsa de plástico con cierre y guárdalas en el refrigerador hasta por 4 días, o en el congelador durante semanas.