Maracuyá, o fruta de la pasión, es una de las frutas exóticas que se pueden encontrar en México. Originario de Brasil, se cultiva en regiones tropicales y semi-tropicales, como Oaxaca y la península de Yucatán.
En México, se cultivan las variedades de cáscaras amarillas y moradas, y aunque se ven duras y gruesas, se parten fácilmente con un cuchillo o con las manos. Las semillas interiores son negras y están cubiertas por una membrana que va de amarillo claro a fuerte. Se come toda la fruta, excepto la cáscara.
Las semillas son crujientes, suaves y tienen un sabor cítrico, ácido y delicioso.
En México, es común preparar el maracuyá en ricas aguas frescas y en la cocina se usa tanto en platillos dulces, como salados.
Alex Ruiz, un chef de Oaxaca que vino a cocinar al Instituto Mexicano de Cultura en Washington, D.C., preparó una jalea de maracuyá para ponerle al ceviche fresco que quedó espectacular.
En el desayuno, se pueden comer con yogurt o cereal; en el almuerzo, con mermeladas o reducciones para cosas dulces y saladas. Durante el día, se usa para hacer licuados y agua fresca.
Y si, es muy nutritivo. Contiene agua, fósforo, potasio y vitaminas. Afortunadamente, cada vez es más fácil encontrarlo fuera de tiendas especializadas.
Busquen los frutos que tengan una cáscara lisa y con color amarillo o morado fuerte. Si no está maduro, tendrá puntos verdes y si ya está pasado, la cáscara estará arrugada. Sólo necesitan una cuchara para sacar las semillas. Pruébenlo como yo, así solo.
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