Ya es fácil encontrar plátanos machos en los Estados Unidos. Parecen plátanos normales, aunque son más gruesos, largos y grandes. Yo creo que se llaman así en México precisamente porque se ven más robustos. Pero, aunque son de la misma familia, los plátanos machos son totalmente diferentes. Tienen más almidón, son más carnosos, firmes y con un sabor más suave que los plátanos normales. Su cáscara es más gruesa y más bien se usan como verduras en el mundo culinario ya que solo se comen cocidos.
A diferencia de los plátanos, no se pueden comer cuando su cáscara está verde. Empiezan a madurar cuando se pone amarilla y ya están maduros cuando casi es negra por completo. Otra forma de ver si ya están maduros es cuando se sienten suaves y ceden un poco cuando los aprietas ligeramente, pero que no estén agudos.
Cuando compras plátanos machos, si están verdes, amarillos o tienen unos cuantos puntos negros, debes dejarlos madurar en una lugar cálido de la cocina. Tardan unos 3 días en pasar de cáscara amarilla a que estén maduros con una cáscara casi negra.
Crecí en la Ciudad de México, donde comí diferentes versiones de plátano macho, pero siempre maduro. En otras regiones de México, como en la costa del Golfo, se comen sin madurar, pero cocidos.
Se pueden cocinar al vapor, a la parrilla, horneados o fritos. Pueden ser parte de una entrada, bebida o sopa, plato fuerte o postre, dependiendo de la forma en que se preparan y los demás ingredientes. También se usan para espesar, dar textura y saborizar algunas salsas, moles y guisados.
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